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Historia y Arte del Conventual

El conventual santiaguista de Calera de León está declarado Bien Historico Artístico Nacional.

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Actualmente el edificio alberga la Oficina de Turismo, el Centro Cultural y el Ayuntamiento de Calera de León.

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Eje central de la vida cultural de Calera, atractivo turístico y entorno clave para hacer de la visita al monumento algo sencillamente mágico.

LOS ORÍGENES


El origen de este monumento estuvo en las adversas condiciones que la climatología reinante en lo alto de la sierra imponía a la comunidad religiosa que residía en el convento de Santa María de Tudía, o Tentudía. Pensando en el traslado de la misma, la Orden de Santiago decidió construir otro convento adosado a la iglesia parroquial de La Calera, para que ésta fuese compartida
por los habitantes del concejo y los religiosos del convento.
La resolución pertinente se tomó en el Capítulo General iniciado en el Monasterio de San Pablo de Valladolid en febrero de 1527, bajo la presidencia del emperador Carlos V. Se encargó al conde de Osorno, como presidente del Consejo de Órdenes, que tomara bajo su dirección la provisión de medios y la supervisión de las trazas del conjunto monumental. Posteriormente se debió encargar a Juan Riero, a la sazón de vicario de Tudía, que llevara a la práctica en Extremadura las directrices señaladas en el Capítulo General; tal vez por ello las trazas del nuevo convento recayeron en dos vecinos de Zafra, el cantero Pedro de las Lieves y el maestro de albañilería Fernando de Xexas.

 

PROTESTA COMARCAL


En agosto de 1528 se iniciaron las obras, pero éstas quedaron suspendidas a principios del año siguiente por decisión del Consejo de Órdenes, al ser informado este organismo de que Juan Riero y el concejo de Bienvenida, pueblo natal del vicario, ofrecían sustanciosas ventajas económicas si se levantaba el nuevo convento de Santa María de Tudía junto a la Ermita de los Milagros, en Bienvenida. No tardó el concejo de Calera y las villas del entorno comarcano, algunas de ellas pertenecientes al concejo de Sevilla, en elevar sus quejas al mismo Consejo de Órdenes en junio de 1529 para que se detuviese la obra de Bienvenida.
Aquellas reclamaciones obraron el efecto deseado y como consecuencia de las mismas el Consejo de Órdenes, ya en noviembre de 1531, dispuso que el prior de San Marcos, García de Herrera, le informara sobre el asunto. Las razones argumentadas por las villas cercanas a Tudía, así como la favorable opinión del prior para que el convento se levantara en La Calera, inclinó al Consejo para que se reanudaran las obras en esta población en el año 1532.
A pesar del tiempo y de los fondos perdidos, la decisión de levantar el conventual era tan firme como la de asignarle una nueva función. Muestra de lo anterior es que no casualmente se dispuso en 1551, en el Capítulo General celebrado en Madrid bajo la presidencia del príncipe Felipe luego Felipe II -, que en el nuevo convento de Santa María de Tudía se impartieran clases de Gramática, Arte y Teología, debiendo correr la Vicaría de Tudía con los gastos ocasionados por esa nueva función; y en este sentido se dio un paso más al ordenar que las constituciones para el funcionamiento del colegio las redactara el mismo prior de San Marcos.

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LLEGADA DE LOS FREIRES DE SAN MARCOS DE LEÓN


Sin embargo, unos diez años más tarde, a consecuencia de las directrices reformistas surgidas en el Concilio de Trento, en el Capítulo General de 1561-1562, el rey Felipe II dispuso que los religiosos del convento de San Marcos de León se trasladaran a Extremadura. Éstos se resistieron a la real disposición, pero en 1564 se llamó a Madrid al prior Bernardino de Aller y le ordenaron que fuese directamente a residir en el convento de La Calera sin volver a León. El traslado de los religiosos se hizo en este último año citado y a finales de 1567 el mismo prior dispuso también el de los enseres de valor del convento leonés, como el mobiliario y los objetos religiosos.
Hubo problemas para ajustar el rico mobiliario – sobre todo los retablos y la sillería del coro – al espacio disponible en Calera, pero sin duda alguna fue éste el momento de mayor esplendor en la historia del conjunto monumental de Calera de León por convertirse, aunque fuese de manera circunstancial, en residencia de la máxima autoridad eclesiástica de la Orden de Santiago en el reino leonés. Esta
situación se prolongó hasta 1578, cuando los religiosos del convento de San
Marcos de León se trasladaron a Mérida. 

 

PROFANACIÓN Y EXPOLIO


El siglo XIX fue nefasto para el conjunto arquitectónico; en los primeros días del año 1811 sufrió la barbarie de la guerra cuando los
soldados franceses llegaron a Calera y se aposentaron en el Convento. No tardaron en pasar a la iglesia parroquial forzando puertas de comunicación y quemando cuanto encontraron a su paso en aquellos fríos días de invierno, llegando a profanar el Sagrario y el panteón de los sacerdotes. Dentro del mismo siglo, el conjunto monumental se vio afectado por las desamortizaciones, operaciones político económicas que perjudicaron seriamente el futuro de los edificios. Éstos perdieron las rentas que disfrutaban y el Estado llegó a confiscar el Conventual para venderlo luego a distintos vecinos de Calera. Como consecuencia de aquella expropiación, las puertas que separaban el refectorio de la sala “De profundis” llegaron al Museo Arqueológico de Badajoz.


INTENTOS DE DESMONTAR EL CLAUSTRO Y PROTESTA VECINAL


En junio de 1930, los propietarios del Conventual vendieron sus parcelas a una persona que actuaba en España como testaferro del millonario y coleccionista americano William Randolph Hearst. Los “hombres de paja” de  este coleccionista de antigüedades trataron de desmontar el claustro y las bóvedas del Conventual para embarcarlas rumbo a Estados Unidos. El expolio se inició quitando la techumbre y fue en esos momentos cuando los calereños y calereñas se levantaron contra semejante atropello, impidiendo así el calculado despiece del edificio y denunciando los hechos a la autoridad gubernativa. Una segunda revuelta comarcana se inició entonces porque las denuncias de los pueblos vecinos se sumaron a las de Calera; era la segunda vez que se producía una encendida defensa del Conventual santiaguista; ésta cuatro siglos más tarde de producirse la primera y por motivos diametralmente opuestos.
Gracias a esta reacción, que tuvo apoyos políticos en Badajoz y Madrid, pudo salvarse el señero edificio de Calera, consiguiéndose también para el conjunto monumental el reconocimiento de Monumento HistóricoArtístico en junio de 1931. No obstante, la fragosa batalla judicial por la recuperación y propiedad del mismo no terminó hasta finales de 1934, gracias a la cual el Conventual santiaguista de Calera de León pasó a manos del Estado; se trató entonces de reponer las techumbres del mismo, pero el dinero librado resultó insuficiente para esa tarea y las dificultades surgidas durante la guerra civil vinieron a empeorar la situación.


ABANDONO Y PUESTA EN VALOR


La iglesia parroquial se mantuvo gracias al municipio, pero en defensa del maltrecho Conventual nadie acudió hasta los años setenta del pasado siglo gracias a las intervenciones de la Dirección General de Bellas Artes. En la siguiente década, se acometieron obras de mayor envergadura para recuperar arcadas y muros del claustro, así como las techumbres de éste y de la iglesia. Operaciones que resultaron fundamentales para la conservación del conjunto, pero éste  necesitaba un nuevo impulso si se quería poner en valor la importancia artística del mismo. Después de numerosas gestiones, tratando de convencer y concienciar a directivos de organismos e instituciones, las obras de la última restauración comenzaron a finales de 2007, dándose por terminadas en la primavera de 2010.
Gracias a ellas, el conjunto monumental muestra en la actualidad el esplendor de sus mejores tiempos.


FUENTE: Tentudía, 2010 (Autor: López Fernández, Manuel)

Detalle arcos del Conventual de Calera de León
nervios refectorio del conventual de Calera de León
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