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Es la estancia más importante de cualquier conventual. La sala recibe el nombre de Capitular porque en ella se celebraban los capítulos conventuales, actos que comenzaban con la lectura de algún capítulo de la Regla y en los cuales se tomaban todas las decisiones que pudieran afectar a la comunidad religiosa.

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Dada la importancia de la sala, no debe sorprendernos que su bóveda de crucería estrellada, con terceletes, sea de las más elaboradas del conventual; podrá apreciarse que está dividida en tres tramos y en cada uno de ellos se despliegan combados y claves de elegante y armoniosa factura.

El claustro es de dos plantas y está construido con sillares de granito, desarrollándose en un cuadro de 26.20mts. de lado; tiene cinco arcos de medio punto por cada lado en la planta baja y el doble número de ellos en la superior, efecto que diferencia ambas plantas. La primera, severa y robusta, con cinco bóvedas de crucería muy planas en cada galería y sobrios estribos entre los arcos. Éstos se sustentan sobre pilares con semicolumnas jónicas en los laterales. La planta alta se perfila más airosa y perfilada con arcos que descansan en capiteles jónicos sustentados por finas columnas del mismo orden que se asientan en pedestales unidos por una preciosa balaustrada.

PLANTA BAJA

Magníficos esgrafiados decoran ésta planta, predominando las veneras santiaguistas y cabezas de guerreros. En los modillones y arranques de las bóvedas de las galerías bajas se puedes apreciar esculpidos en la piedra diversos asuntos religiosos, alegorías, veneras y escudos, destacando el que figura en el intradós del arco de la portada que comunica con la Iglesia en el que encontramos, la Cruz de Santiago y el león de San Marcos.

Es en esta planta dónde se encuentran las dependencias monacales más nobles, con estancias todas de bóvedas de crucería.

PLANTA ALTA

Las estancias de este piso superior, así como las galerías, carecen de los primitivos artesonados, estando cubiertas en la actualidad de sencillos, aunque sólidos, forjados de madera.

La parte del mirador llegó a contar en su origen con 22 arcos de lo que tan sólo quedan los arranques laterales. Tras la última restauración se consiguió dar el aspecto que actualmente muestra, siendo en lugar dónde no nos cansaríamos de admirar las fantásticas vistas hacia las sierras adornado el frente por la sierra a la que da el nombre el Monasterio de tentudía situado en la cumbre.

Se deduce que esta estancia fue el antiguo despacho del prior, debido a las dimensiones y distribución.

Todas estas estancias se caracterizan por tener una ventana-mirador, con sillares de granito en los laterales, para el rezo diario de los monjes hacia la casa de la Madre- El Monasterio de Tentudía-

Esta es la sala donde se situaba el comedor y a través de ella se accede al patio exterior. Su magnífico abovedamiento nervado está decorado en las claves con florones y en los plementos con pinturas.

Esta es la estancia donde los religiosos levantaban sus rezos, de ahí su nombre ”de profundis” que hace referencia a la oración.

Era la antesala al antiguo comedor dentro de la vida monástica. Destacar las bóvedas de crucería y la calidad de los esgrafiados entre las nervaduras.

ORACIÓN POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
 

De profundis clamavi ad te, Domine;

Domine, exaudi vocem meam.
Fiant aures tuae intendentes
in vocem deprecationis meae.

Si iniquitates observaveris, Domine,
Domine, quis sustinebit?

Quia apud te propitiatio est,
ut timeamus te.

Sustinui te, Domine,
sustinuit anima mea in verbo eius;
speravit anima mea in Domino
magis quam custodes auroram.
Magis quam custodes auroram
speret Israel in Domino,
quia apud Dominum misericordia,
et copiosa apud eum redemptio.
Et ipse redimet Israel
ex omnibus iniquitatibus eius.

Se deduce que esta estancia fue el antiguo despacho del prior, debido a las dimensiones y distribución.

El retablo mayor, de hechura moderna, ya que el primitivo se incendió, está formado por ocho lienzos de Eduardo Acosta que representan a los cuatro evangelistas, escenas de la batalla de Tentudía, con la aparición de la Virgen a Pérez Correa, y coronando el conjunto la figura ecuestre en lienzo, del apóstol Santiago. La  ornacina la ocupa una talla de madera de Cristo Crucificado, datada en el siglo XVI, que ha sido restaurada recientemente.